Esta es ya una palabra aceptada por la Real Academia Espa?ola de la Lengua, y estoy segura que m?s de uno ha tenido la experiencia de comprar alg?n souvenir este verano.

Cada pa?s, cada ciudad tiene sus iconos e im?genes que se repiten en imanes para el frigor?fico, en camisetas, bolsas de tela o l?pices. Las zonas tur?sticas de la mayor?a de las ciudades est?n llenas de tiendas de recuerdos, en las que nosotros, en nuestro papel de turista, entramos y echamos un vistazo, quiz?s buscando algo singular y diferente. A veces no compramos nada porque no tenemos espacio en la maleta o porque si empezamos, tendr?amos que comprar para mucha gente, familiares y amigos.

A veces mi madre me se?ala alg?n objeto y me cuenta qui?n lo trajo y de d?nde, en una ?poca en la que no era frecuente viajar como turista. Recuerdo un term?metro con forma de ancla decorado con conchas que alguien trajo de San Sebasti?n, y una Giralda plateada que hac?a las veces de l?mpara.

Cuando viajo no siento el compromiso de comprar recuerdos, pero si encuentro algo apropiado para alguien, entonces s? lo compro. Y casi siempre traigo alg?n l?piz para incrementar la colecci?n que mi querida amiga y cu?ada tiene. Sin embargo, s? compro postales, disfruto escribiendo cada una, puedo mandar entre 25 ? 30, y no crean que es m?s f?cil o barato que comprar souvenir; es dif?cil encontrar sellos y buzones, cada vez m?s dif?cil.

Por otro lado, yo tambi?n recibo souvenir. As?, cuando estuve en Best (Bielorusia) mis queridos alumnos me regalaron una pareja de mu?ecos con el traje t?pico. Y aunque hubo que buscarles un sitio en la apretada maleta, vinieron y ahora decoran mi estanter?a.

?Cu?l es vuestra actitud hacia los souvenir? ?Os gusta comprarlos? ?Pas?is mucho tiempo buscando los adecuados para cada persona? ?Hab?is recibido alguna vez un recuerdo horroroso y sonre?ais mientras dec?ais gracias? Lo importante es el detalle, ?no?

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