En esta etapa del viaje hemos optado más por los restaurantes que por el picnic, en parte porque estábamos en una zona más turística mientras que antes la hora del almuerzo nos sorprendía en parajes naturales.

Teníamos el alojamiento en una casa de una pequeña pedanía, casa que había pertenecido al cura y que ha sido reformada con gusto.  Silencio y tranquilidad, con un espacio perfecto para disfrutar del sol del amanecer en el desayuno; pero nuestra hospedadora no ofrecía cena. Por eso, el primer día nos lanzamos a la búsqueda de un restaurante cercano.

Como viajeras actuales, la mejor herramienta en estos casos es Google, y mi amiga, experta en búsquedas, descubrió que Can Boix (con mención en la guía Michelin) estaba muy cerca. Pero no son estos tiempos de acudir sin reserva previa, y el camarero no hizo caso a nuestra plegaria y explicación de que acabábamos de llegar a la zona. Sin ganas de conducir muchos kilómetros, probamos suerte en un asador cercano, al principio nos dijeron que no había sitio si no habíamos reservado, pero ante mi insistencia, el amable encargado de Quatre Focs nos ofreció una mesa bajo cobijo de la amenazante tormenta y disfrutamos una exquisita y saludable cena, vegetariana para mí.

La siguiente jornada tocaba cerca de una conocida y turística cala que disfrutamos en la mañana, y en la que me sorprendió encontrar a un bético, detectado por la camiseta que lucía, extraña entre tanta manifestación de otras afiliaciones. Me recordó a los compañeros de trabajo grandes aficionados de este equipo.

 

Al mediodía nos desplazamos a Begur. Habíamos leído un artículo en un blog sobre la localidad, así que inmediatamente reconocimos el restaurante sugerido en el mismo, Turandot. Por fin una comida vegetariana con consistencia; quiero decir, más allá de la ensalada a partir de la bolsa de mézclum que se encuentra en cualquier supermercado. El restaurante funciona con menú y precio cerrado del mismo, así que no hay sorpresa en la cuenta. Confieso que es de los mejores sitios en los que he comido estas vacaciones, una ensalada de pera conference, unas albóndigas veganas y una interpretación de tiramisú que me dio energía para subir al castillo desde el que se divisa una maravillosa vista del mar, callejeando por pintorescas vías flanqueadas por magníficas casas de indianos. Mi amiga optó por probar el arroz ya que estábamos en una zona donde se cultiva este cereal (arroz de Pals) y también quedó satisfecha.

No podía faltar en una ruta por la Costa Brava visitar Cadaqués, y allí llegamos muy tempranito como es nuestra costumbre, de los primeros turistas del día a decir por lo vacío que estaba el aparcamiento (de pago, por supuesto). Soplaba el viento, algo normal en esta zona, y estaba nublado, lo que no nos impidió dar un bonito paseo y montarnos en un barco para divisar el Cabo de Creus desde el mar. Ya habíamos andado bastante en estas vacaciones y no queríamos más senderismo para llegar a este punto donde “los Pirineos se rinden al mar”, expresión frecuentemente utilizada en las guías y blogs. Otra vez sin reserva previa, la casualidad nos llevó a El Pescador, no mucho que decir de la escalivada que tomé, pero sí del encargado que controlaba todo lo que pasaba en la terraza del restaurante. Estaba claro que más allá de su catalán, tenía un acento andaluz, asunto que motivó nuestra conversación. El Sr. Joaquín, de Priego de Córdoba, nos contó que lleva más de 50 años trabajando allí, pero que cada invierno vuelve a su pueblo.

 

Nada interesante que contar de otros lugares en los que hemos comido o cenado, quizás mencionar que antes de finalizar este recorrido por tierras catalanas quisimos visitar Gerona, a tiro de piedra de nuestra casa del cura. Una tarde de tormenta en la que la lluvia nos obligó a entrar en el primer sitio con mesa disponible que encontramos en el camino. Degusté una exquisita lasaña de verduras en un ambiente cálido que invitaba a la conversación, mientras mi amiga saboreaba unos raviolis con butifarra y calabaza, y una tarta de queso que no era nada comparada con la de nuestro alojamiento en Mas Rubió. Tenemos la duda de si le caímos mal al camarero, o si hicimos algún comentario que le desagradara, pues el trato fue extraño. Nos preguntamos si íbamos vestidas de turistas y no encajaba con el ambiente del sitio. Pero como dice mi amiga, recordando las palabras de Vespasiano: Pecunia non olet, expresión que acabábamos de escuchar ese día en la visita al sitio arqueológico de Empúries.

Última parada en el Monasterio de Montserrat, no nos quedamos a comer en el pueblo de abajo como hace mucha gente. Martina es especialista en sacarme de la carretera general, seleccionar un “camino de cabras” para llegar a nuestro destino. En ese itinerario paramos en un bar de carretera, casi sin clientela ese día, con una oferta sencilla y precios adecuados a nuestro presupuesto. Tantos días comiendo fuera de casa le hacen a una añorar la sencillez de los platos diarios, así que me pedí dos huevos fritos con patas que me supieron a gloria; será porque yo no los cociné pues cuando mis hijos me los piden se los hago casi como un extraordinario. El joven camarero, al que no le pregunté el nombre, tenía una mezcla de acentos y mi intuición no era errónea, hijo de andaluz y extremeña.

De forma global resaltaría dos cosas; una, que el servicio ha sido en casi todos los casos lento, nada grave cuando se está de vacaciones pero que consume mucho tiempo. Y la otra, que en casi ningún sitio nos ponían pan, a pesar de la cantidad de panaderías que se veían en los pueblos, así que añoraba esa cestita de picos, regañas y pan que en el sur es habitual.

Esto ha sido parte de lo que hemos vivido en esta ruta, contado como #vegetarianadeviaje. He tratado de compartir algunas experiencias tomando la comida como excusa, pero mis publicaciones no sirven, ni lo pretenden, como guía para organizar un viaje ni para elegir restaurantes. Mi compañera de experiencia merecerá una mención aparte, así como otros aspectos de lo que es organizar una ruta turística. Quizás son temas para próximas publicaciones, veremos.

Y tú, lector de este post, ¿te sugiere algo la lectura de esta publicación? Me encantará leer tus comentarios.

P.S. Me gustaría agradecer a todas las personas que hemos encontrado su amabilidad, y que cuiden de sus lugares de residencia para que viajeros como nosotras puedan disfrutar de ellos.

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