Sof?a me cont? lo que sucedi? con su chico en la ?ltima cita que tuvieron. Hab?an quedado para despedirse antes de las vacaciones de verano. Cada uno hab?a elegido un destino diferente; la relaci?n que estaban construyendo a?n no los hab?a llevado a planificar vacaciones juntos.

Sof?a se cre? unas expectativas sobre c?mo se iba a desarrollar la noche. Se arregl? para la ocasi?n, reserv? mesa en un restaurante, uno de esos que est?n de moda en la ciudad tanto por la decoraci?n como por la cocina que ofrece, y se encamin? muy ilusionada hacia el lugar elegido para el encuentro.

Mi amiga es muy intuitiva, y cuando ?l vino a recogerla enseguida percibi? que algo no encajaba, su amigo no mostraba el inter?s que ella esperaba y, adem?s, dijo que le dol?a la cabeza. Aun as?, fueron al restaurante cuya decoraci?n result? no ser ni tan novedosa ni tan original, y que tampoco ofrec?a en la carta ning?n plato adecuado a la dieta de mi amiga. Ella me cont?, con un humor y sarcasmo que yo no soy capaz de recoger aqu?, que la velada fue un desastre. Ahora los restaurantes organizan las mesas para dos formando una fila y tan pr?ximas entre s? que la conversaci?n no puede tener nada de ?ntima. Para colmo y debido a la competici?n de f?tbol omnipresente aquellos d?as, les asignaron una mesa que ten?a una pantalla gigante enfrente y justo al lado del altavoz del hilo musical. La situaci?n perfecta para una cita rom?ntica, como pod?is imaginar.

Ante el fracaso con el men? y el ambiente, y una conversaci?n mantenida a trompicones, Sof?a puso sus expectativas en el momento siguiente. Quiz?s un paseo o un helado mirando al r?o hubiera reconducido la velada. Pero su chico, que segu?a con dolor de cabeza y deb?a estar pensando en su partida al d?a siguiente, no sugiri? ning?n plan posterior.

Sofia fue honesta y le ofreci? despedirse all? mismo en vez de subir a su casa, pero el chico le contest? ?Me da apuro que te vayas as??. Horror, Sof?a esperaba que saliera ese hombre conquistador y seguro, ese malote descarado que le agarrase con lujuria por la cintura y le dijera: ?Coraz?n, ?c?mo te vas a ir? Estoy deseando pasar la noche contigo, abrazarte hasta el amanecer?. Bueno estas palabras las he imaginado yo, pero pueden ser otras con m?s picard?a o m?s atrevidas; en cualquier caso, con m?s pasi?n que las pronunciadas seg?n la versi?n de Sof?a. Con m?s entusiasmo, deseo, erotismo, y menos respuesta de compromiso.

Sof?a me confes? que no fue valiente para irse en aquel momento y se qued?. No se arrepinti? de su decisi?n; pero a la ma?ana siguiente, camino de su casa, se sent?a decepcionada. Yo le pregunt? el porqu? de ese sentimiento. ?Est? claro, yo esperaba una cita rom?ntica, una noche de concupiscencia y una despedida cari?osa. Y al contrario, todo sali? al rev?s?.

Todo lo que mi amiga Sof?a llev? a la cita fueron expectativas, y tengo curiosidad??Os ha pasado algo similar alguna vez?

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