Querida amiga:

Recuerdo aquella tarde a principios de este año, siendo aún vacaciones de Navidad, cuando disfrutábamos de una cálida temperatura en la terraza del riad . Fue una buena idea reservar un día en nuestro periplo por Marruecos para no hacer nada y descansar; y aún mejor aprovechar ese día para pasear y tomar té con esas deliciosas pastas de almendras que habíamos comprado el día anterior. No sé si podríamos recomendar a alguien que comprara esas pastas, imposible de recordar el sitio en ese laberinto de calles que es la Medina de Fez.

Tú y yo nos concentramos en escribir una lista de propósitos de año nuevo, en el silencio sólo interrumpido a las horas de los rezos. ¿Cómo va el cumplimiento de tus intenciones? Ya me contaste que algunos propósitos los habías completado. Entre los míos hay alguno que resulta esquivo y lo olvido con frecuencia, a pesar de mi tendencia a los hábitos.

Pero hoy, casi sin programarlo, he dado cumplimiento a parte de una de aquellas intenciones. Como comentábamos aquel día, es maravilloso viajar lejos y descubrir culturas diferentes, pero a veces nos olvidamos de visitar los lugares más cercanos. Y hoy, así sin más, nos hemos ido a Lebrija, un pueblo que nos queda cerca. No ha sido una visita turística en el sentido estricto, ya que no he investigado los lugares de interés, ni la historia, ni he trazado un itinerario para seguir, como es nuestra costumbre. Ha sido una excursión con la intención de comprar pan.

¡Comprar pan, sí! Ya sé que te sorprendes porque sabes que a mí no me mueve mucho el tema gastronómico, pero mi amiga llevaba tiempo queriendo visitar la panadería de Domi Vélez porque tiene premios y mucho reconocimiento. Estoy segura de que tú, hija de un profesional del sector y que nos trajiste el mejor panetone que jamás habíamos probado, sabrías apreciar este humilde y exquisito manjar.Cuando vuelvas podemos ir, y no sólo por el pan, también por pasear por el pueblo.

Te cuento, deambulamos sin rumbo y al azar por las calles siguiendo las indicaciones de una torre y las ruinas de un castillo que estaban en un promontorio en esta zona que es llana y fértil. La torre es conocida como La Giraldilla, lo entenderás fácilmente al ver la foto que te adjunto, se inspira en la Giralda de Sevilla.

Me pareció que el pueblo estaba animado, gente en la plaza, sentada en los bancos o camino de algún recado; las calles lucían impolutas y las fachadas bien cuidadas por los vecinos, con ese blanco que ya conoces de los pueblos andaluces. En el caminar nos topamos con la estatua de Elio Antonio de Nebrija, nacido en este pueblo; a lo mejor te suena por ser lingüista y escritor de la primera gramática Castellana. Parece que hay actos en su nombre porque se cumplen años de su muerte. Dime, ¿entra en la lista de tus conocidos?

Entramos en alguna iglesia a admirar su decoración y sus imágenes ya preparadas para los actos de Cuaresma y Semana Santa; disfrutamos el aroma del azahar que desprenden los naranjos que adornan calles y plazas. No sé si te lo he dicho, pero ya está aquí la primavera; tienes que venir un año por estas fechas. Como es mi costumbré, me fijé en las indicaciones de las oficinas de correo, pero están en un edificio nuevo sin nada que resaltar; en cambio, sí me llamó la atención el nombre de una tienda en bonitos azulejos en su fachada. Una tienda de lencería, ya sabes cuánto me gustan estas tiendas, y más cuando tienen su mostrador y sus estanterías de madera, llenas de cajitas bien ordenadas. Por supuesto entré, charlé con la dueña y algo compré.

Antes de abandonar este destino, como cualquier viajero, nos tomamos el tiempo de disfrutar una bebida fresca y unas aceitunas (verdes, no las negras que me comía en Marruecos incluso en el desayuno). El bar compartía espacio con una tienda de ultramarinos, en la que aún se mostraba un belén, y un calendario con la fecha congelada, 24 de diciembre. Esto me recordó a ti, te hubiera gustado verlo. Felicitamos la Navidad al dueño y tras el descanso volvimos a casa.

Como ves, querida amiga, ya he visitado un pueblo cercano, uno de los tres que me he propuesto visitar en este año. No sé cuál será el siguiente, pues yo pongo la intención y luego ya ves que la vida los elije.Hemos pasado una bonita mañana, y nos hemos traído pan de diferente tipo para degustarlo. Espero que tú estés teniendo bonitos días, y disfrutes de la visita a tu casa familiar.

Te escribiré pronto, contándote más cosas con más detenimiento. Aunque nos hablemos de forma habitual usando el móvil, ya sabes

“more than kisses, letters mingle souls”

Un abrazo, corazón.

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