Levo algunos a?os de intercambio de idiomas con Paul. ?l ha progresado con el espa?ol mucho m?s que yo con el ingl?s, pero lo mejor es la amistad que hemos ido tejiendo en estos encuentros. Hoy colabora en el blog ofreci?ndonos la siguiente historia:
Nunca es agradable romper un v?nculo, pero hab?a tomado una decisi?n; despu?s de seis meses de relaci?n muy intensa, decid? romper con Susan. Eleg? un local en el centro de Dubl?n para comunic?rselo y despu?s de veinte largos minutos con Susan, finalmente tuve el coraje de abordar el tema. Le expliqu? que no era ella, que era yo. ?Un cl?sico! Las l?grimas empezaron a aparecer en sus ojos; pero, afortunadamente, todo apuntaba a que ella se lo estaba tomando bien: en un momento tienes novio; y al siguiente, no tienes. Le acompa?? a un taxi y me asegur? de que ella se mont? y se fue. Era lo menos que pod?a hacer por ella. ?Qu? alivio! No hab?an pasado ni cinco segundos cuando cog? el m?vil y llam? a mi amigo Ken que vino r?pidamente al centro para celebrar mi reci?n estrenada libertad. Pas? una gran noche con Ken sin darme cuenta de que Susan estaba busc?ndome por casi todos los bares del centro; aunque esto lo descubr? solo algunos d?as m?s tarde. Afortunadamente, ella no me vio al fondo de uno de los bares en el que yo s? estaba. ?Qu? suerte!
Al d?a siguiente, un domingo, estaba sentado en el sof? con mi familia, como siempre, viendo la TV. De repente, escuchamos el timbre. Era muy raro tener una visita a esa hora. Casi me desmayo cuando mi hermano me inform? de que Susan estaba en la puerta. Hab?a venido en taxi. Por supuesto, quer?a hablar. No me atra?a la idea. No quer?a hablar, pero fui amable y la invit? a pasar y le ofrec? una taza de t?. ?Qu? error! Me dijo que yo estaba confundido y que muy pronto yo me dar?a cuenta de que est?bamos hechos el uno para el otro. No estuve de acuerdo con ella, pero a ella no le importaba, no me escuchaba. La conduje de vuelta a su casa. Fue dif?cil hacerla salir del coche, pero con algunas palabras amables, la convenc?. Este era solo el principio de toda una serie de situaciones dif?ciles con Susan.
Las semanas siguientes fueron una pesadilla. Ella aparec?a de pronto en los bares y a?n no s? c?mo pod?a saber que yo estaba all? pues, hasta donde yo s?, los localizadores GPS no exist?an en ese a?o 2000. Una vez, estaba en la pista de baile en un club de mi barrio, al que no suelo ir, bailando felizmente, cuando me choqu? con alguien en la pista. Me di la vuelta y encontr? a la famosa Susan mir?ndome fijamente con sus ojos verdes de gata a trav?s del humo y las luces de la discoteca. Era como una escena de una pel?cula de terror. Intent? escapar r?pidamente, pero ella parec?a anticipar todos mis movimientos. Estaba al final de todas las escaleras y en todas las salidas. Por fin, encontr? un hueco y corr? muy r?pido antes de que pudiera poner sus garras encima m?a. Al cruzarme con ella, le di las gracias sarc?sticamente por arruinar mi noche.
Mas aterrador todav?a fue la vez que la encontr? esper?ndome a la salida de mi trabajo. Me sorprendi? tanto que la dej? caminar conmigo. Durante el trayecto por la orilla del Liffey, amenaz? con lanzar al r?o un collar que yo le hab?a regalado. Le dije que eso ser?a una tonter?a. No lanz? nada en el Liffey ese d?a, pero lo que m?s me asust? fue su seguridad de que estar?amos juntos otra vez muy pronto. Afortunadamente me dej? al llegar a la parada de autob?s. Pero ?me dej? realmente? Todo el camino de vuelta a casa tuve la sensaci?n de que alguien me miraba y, esa noche, sus ojos verdes de gata se me aparec?an cada vez que intentaba dormirme.
Despu?s de m?s o menos tres meses de tortura, sinti?ndome observado por su mirada felina, apareci? en uno de mis bares favoritos del centro de la ciudad, Bad Bob?s, y se encar? conmigo. Perd? la paciencia. Le dije que me dejara en paz y que no quer?a verla m?s. Su respuesta fue derramar una botella de naranja Bacardi Breezer en mi camiseta. Entonces, le espet?, ?maravilloso, esto es maravilloso?, mientras ella desaparec?a entre la multitud de asistentes a la fiesta. Pensando que eso hab?a sido el culmen de ese juego, empec? a relajarme sin pensar mucho en mi camiseta pegajosa; pero no hace falta decir que ella apareci? una vez m?s cuando sonaba una de mis canciones favoritas y yo estaba disfrutando cant?ndola a voz en grito. ?Ya estaba bien!?qu? hartura! Me abofete?, sin venir a cuento. A?n sent?a las pulsaciones en mi mejilla cuando la gente form? un c?rculo a mi alrededor. Sus miradas me acusaban de haber hecho algo mal; culpable sin juicio previo. Ellos no ten?an ni idea de todo lo que hab?a pasado antes.
No la he vuelto a ver despu?s de aquel incidente. Aunque una vez, de camino al trabajo, cre? verla e instintivamente me escond? detr?s de un buz?n. Creo que encontr? pareja y que ahora tiene hijos. Por mi parte, si me lo permiten, voy a seguir escondi?ndome si creo verla, s?lo para sentirme m?s seguro.

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Echo de menos las preguntas, querida escritora.
Gracias por la historia.
Pues es una colaboraci?n, y Paul tiene libertad para elegir formato. ?Quieres colaborar t??